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SÍNDROME DE DOWN
El síndrome de Down (SD) es un trastorno genético causado
por la presencia de una copia extra del cromosoma 21 (o una parte del mismo),
en vez de los dos habituales, por ello se denomina también trisomía del par 21.
Se caracteriza por la presencia de un grado variable de discapacidad cognitiva
y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Debe su
nombre a John Langdon Down que fue el primero en describir esta alteración
genética en 1866, aunque nunca llegó a descubrir las causas que la producían.
En julio de 1958 un joven investigador llamado Jérôme Lejeune descubrió que el
síndrome es una alteración en el mencionado par de cromosomas.
No se conocen con exactitud las causas que provocan el
exceso cromosómico, aunque se relaciona estadísticamente con una edad materna
superior a los 35 años. Las personas con síndrome de Down tienen una
probabilidad superior a la de la población general de padecer algunas
enfermedades, especialmente de corazón, sistema digestivo y sistema endocrino,
debido al exceso de proteínas sintetizadas por el cromosoma de más. Los avances
actuales en el descifrado del genoma humano están revelando algunos de los
procesos bioquímicos subyacentes a la discapacidad cognitiva, pero en la
actualidad no existe ningún tratamiento farmacológico que haya demostrado
mejorar las capacidades intelectuales de estas personas.
El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia
sobre el síndrome de Down es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, en
el que se describieron anomalías estructurales compatibles con un varón con
dicho síndrome.2 La pintura al temple sobre madera La Virgen y el Niño de
Andrea Mantegna (1430-1506) parece representar un niño con rasgos que evocan
los de la trisomía,3 así como el cuadro de sir Joshua Reynolds (1773) Retrato
de Lady Cockburn con sus tres hijos, en el que aparece uno de los hijos con
rasgos faciales típicos del SD.4
El primer informe documentado de un niño con SD se atribuye
a Étienne Esquirol en 1838,5 denominándose en sus inicios “cretinismo”6 o
“idiocia furfurácea”. P. Martin Duncan en 1886 describe textualmente a “una
niña de cabeza pequeña, redondeada, con ojos achinados, que dejaba colgar la
lengua y apenas pronunciaba unas pocas palabras”.7
En ese año el médico inglés John Langdon Down trabajaba como
director del Asilo para Retrasados Mentales de Earlswood, en Surrey, realizando
un exhaustivo estudio a muchos de sus pacientes. Con esos datos publicó en el
London Hospital Reports un artículo titulado: “Observaciones en un grupo étnico
de retrasados mentales” donde describía pormenorizadamente las características
físicas de un grupo de pacientes que presentaban muchas similitudes, también en
su capacidad de imitación y en su sentido del humor.
Las primeras descripciones del síndrome achacaban su origen
a diversas enfermedades de los progenitores, estableciendo su patogenia con
base en una involución o retroceso a un estado filogenético más «primitivo».
John Langdon Down
Alguna teoría más curiosa indicaba la potencialidad de la
tuberculosis para «romper la barrera de especie», de modo que padres
occidentales podían tener hijos «orientales» (o «mongólicos», en expresión del
propio Dr. Down, por las similitudes faciales de estos individuos con los
grupos nómadas del centro de Mongolia). Tras varias comunicaciones científicas,
finalmente en 1909 G. E. Shuttleworth menciona por primera vez la edad materna
avanzada como un factor de riesgo para la aparición del síndrome.8 De camino a
la denominación actual el síndrome fue rebautizado como “idiocia calmuca” o
“niños inconclusos”.
En cuanto a su etiología, es en el año 1932 cuando el
oftalmólogo neerlandés Petrus Johannes Waardenburg hace referencia por vez
primera a un reparto anormal de material cromosómico como posible causa del
SD.9 En 1956 Tjio y Levan demuestran la existencia de 46 cromosomas en el ser
humano y poco después, en el año 1959 Lejeune, Gautrier y Turpin demuestran que
las personas con SD portan 47 cromosomas. (Esto último lo demostró de manera
simultánea la inglesa Pat Jacobs, olvidada a menudo en las reseñas históricas).
En 1961 un grupo de científicos (entre los que se incluía un
familiar del Dr. Down) proponen el cambio de «idiocia mongoloide» a la
denominación al actual de «síndrome de Down», ya que los términos «mongol» o
«mongolismo» podían resultar ofensivos.10 En 1965 la OMS (Organización Mundial
de la Salud) hace efectivo el cambio de nomenclatura tras una petición formal
del delegado de Mongolia.11 El propio Lejeune propuso la denominación
alternativa de “trisomía 21” cuando, poco tiempo después de su descubrimiento,
se averiguó en qué par de cromosomas se encontraba el exceso de material
genético.
Tabla de riesgo por edad materna
La incidencia global del síndrome de Down se aproxima a uno
de cada 700 nacimientos (15/10 000), pero el riesgo varía con la edad de la
madre. La incidencia en madres de 15-29 años es de 1 por cada 1500 nacidos
vivos; en madres de 30-34 años es de 1 por cada 800; en madres de 35-39 años es
de 1 por cada 385; en madres de 40-44 años es de 1 por cada 106; en madres de
45 años es de 1 por cada 30.12
El Estudio Colaborativo Español de Malformaciones Congénitas
(ECEMC) informaba en el año 2004 de una prevalencia neonatal de 7,11 cada 10
000 recién nacidos, con tendencia a disminuir de manera estadísticamente
significativa.13 Esta tendencia, junto con el aumento relativo de casos en
mujeres por debajo de 35 años, se atribuye al aumento de interrupciones voluntarias
del embarazo tras el diagnóstico prenatal en mujeres por encima de esa edad.14
Parece existir una relación estadística (sin que se conozcan
los mecanismos exactos) entre algunas enfermedades maternas como hepatitis,
Mycoplasma hominis tipo 1, Herpes simple tipo II y diabetes15 y un aumento en
la incidencia de aparición de SD; no obstante esa relación estadística no es
tan intensa como en el caso de la edad materna. Algún autor16 también ha
relacionado la baja frecuencia coital, así como el uso de anovulatorios y
espermicidas con la aparición del síndrome.
La probabilidad de tener un hijo con SD es mayor a la media
para aquellos padres que ya han tenido otro previamente. Típicamente la
probabilidad de tener otro hijo con SD en cada embarazo subsiguiente es de una
por cada cien recién nacidos vivos, esto hay que ponderarlo para cada caso con
el riesgo propio de la madre según su edad. Los antecedentes familiares
igualmente incrementan ese riesgo.
Los varones con síndrome de Down se consideran estériles,17
pero las mujeres conservan con frecuencia su capacidad reproductiva. En su caso
también se incrementa la probabilidad de engendrar hijos con SD hasta un 50 %,
aunque pueden tener hijos sin trisomía.
Etiología
Las células del ser humano poseen cada una en su núcleo 23
pares de cromosomas. Cada progenitor aporta a su descendencia la mitad de la
información genética, en forma de un cromosoma de cada par. 22 de esos pares se
denominan autosomas y el último corresponde a los cromosomas sexuales (X o Y).
Tradicionalmente los pares de cromosomas se describen y
nombran en función de su tamaño, del par 1 al 22 (de mayor a menor), más el par
de cromosomas sexuales antes mencionado. El cromosoma 21 es el más pequeño, en
realidad, por lo que debería ocupar el lugar 22, pero un error en la convención
de Denver del año 1960, que asignó el síndrome de Down al par 21 ha perdurado
hasta nuestros días, manteniéndose por razones prácticas esta nomenclatura.18
El cromosoma 21 contiene aproximadamente el 1 % de la
información genética de un individuo en algo más de 400 genes, aunque hoy en
día solo se conoce con precisión la función de unos pocos.
Trisomía libre
El síndrome de Down se produce por la aparición de un
cromosoma más en el par 21 original (tres cromosomas: “trisomía” del par 21) en
las células del organismo. La nomenclatura científica para ese exceso
cromosómico es 47, XX,+21 o 47, XY,+21; según se trate de una mujer o de un
varón, respectivamente. La mayor parte de las personas con este síndrome (95
%), deben el exceso cromosómico a un error durante la segunda división meiótica
(aquella por la que los gametos, óvulos o espermatozoides, pierden la mitad de
sus cromosomas) llamándose a esta variante, “trisomía libre” o regular. El
error se debe en este caso a una disyunción incompleta del material genético de
uno de los progenitores. (En la formación habitual de los gametos el par de
cromosomas se separa, de modo que cada progenitor solo transmite la información
de uno de los cromosomas de cada par. Cuando no se produce la disyunción se
transmiten ambos cromosomas). No se conocen con exactitud las causas que
originan la disyunción errónea. Como en otros procesos similares se han
propuesto hipótesis multifactoriales (exposición ambiental, envejecimiento
celular…) sin que se haya conseguido establecer relación directa entre algún
agente causante y la aparición de la trisomía. El único factor que presenta una
asociación estadística estable con el síndrome es la edad materna, lo que
parece apoyar las teorías que hacen hincapié en el deterioro del material
genético con el paso del tiempo.
En aproximadamente un 15 % de los casos el cromosoma extra
es transmitido por el espermatozoide y en el 85 % restante por el óvulo.19
Translocació
Translocación del brazo largo del cromosoma 21 en uno de los
dos cromosomas del par 14.
Código CIE-10: Q90.2
Después de la trisomía libre, la causa más frecuente de
aparición del exceso de material genético es la translocación. En esta variante
el cromosoma 21 extra (o un fragmento del mismo) se encuentra “pegado” a otro
cromosoma (frecuentemente a uno de los dos cromosomas del par 14), por lo cual
el recuento genético arroja una cifra de 46 cromosomas en cada célula. En este
caso no existe un problema con la disyunción cromosómica, pero uno de ellos
porta un fragmento “extra” con los genes del cromosoma “translocado”. A efectos
de información genética sigue tratándose de una trisomía 21 ya que se duplica
la dotación genética de ese cromosoma.
La frecuencia de esta variante es aproximadamente de un 3
%20 de todos los SD y su importancia estriba en la necesidad de hacer un
estudio genético a los progenitores para comprobar si uno de ellos era portador
sin saberlo de la translocación, o si esta se produjo por primera vez en el
embrión. (Existen portadores «sanos» de translocaciones, en los que se
recuentan 45 cromosomas, estando uno de ellos translocado, o pegado, a otro).
Mosaicismo
Código CIE-10: Q90.1
La forma menos frecuente de trisomía 21 es la denominada
“mosaico” (en torno al 2 %21 de los casos). Esta mutación se produce tras la
concepción, por lo que la trisomía no está presente en todas las células del
individuo con SD, sino solo en aquellas cuya estirpe procede de la primera
célula mutada. El porcentaje de células afectadas puede abarcar desde unas
pocas a casi todas, según el momento en que se haya producido la segregación
anómala de los cromosomas homólogos.
Expresión del exceso de material genético
La expresión bioquímica del síndrome consiste en el aumento
de diferentes enzimas. Una de las más conocidas e importantes es la superóxido
dismutasa (codificada por el gen SOD-1), que cataliza el paso del anión superóxido
hacia peróxido de hidrógeno. En condiciones normales esto contribuye al sistema
de defensa antioxidante del organismo, pero su exceso determina la acumulación
de H2O2, lo que puede provocar peroxidación de lípidos y proteínas y dañar el
ADN. Otros genes implicados en la aparición de trastornos asociados al SD
son:22
COL6A1: su expresión incrementada se relaciona con defectos
cardíacos
ETS2: su expresión incrementada puede ser causa de
alteraciones músculo esqueléticas
CAF1A: la presencia incrementada de este gen puede
interferir en la síntesis de ADN
Cystathione Beta Synthase (CBS): su exceso puede causar
alteraciones metabólicas y de los procesos de reparación del ADN
DYRK: en el exceso de proteínas codificadas por este gen
parece estar el origen de la discapacidad cognitiva
CRYA1: su sobreexpresión puede originar cataratas (opacidad
precoz del cristalino)
GART: la expresión aumentada de este gen puede alterar los
procesos de síntesis y reparación del ADN
IFNAR : es un gen relacionado con la síntesis de interferón,
por lo que su exceso puede provocar alteraciones en el sistema inmunitario.
Se encuentran también en el cromosoma 21 varios micro ARNs,
cuya sobreexpresión se ha relacionado con la desregulación de ciertos genes
diana localizados fuera del cromosoma 21.2324 Uno de los microARNs
sobreexpresados es miR–155 que se ha visto implicado en la regulación de genes
implicados en la afectación cardíaca como TFAM,25 en defectos cognitivos como
MeCP2, que también se encuentra alterado por otros mecanismos en el síndrome de
Rett.26
Expresión génica diferencial expresada en dominios
En el año 2014 se publicó un estudio novedoso realizado a
partir de los fibroblastos de gemelos monocigóticos discordantes para síndrome
de Down. Uno de los gemelos padecía el síndrome y el otro no. Este hecho
permitió estudiar la variabilidad genómica debida al síndrome de Down
eliminando la variación genética entre muestras.
El estudio del transcriptoma de dichos fibroblastos mostró
diferencias en la expresión de 182 genes. Además se observó una menor expresión
de proteínas implicadas en rutas de señalización y respuesta inflamatoria. Uno
de los hechos más destacados es que se encontraron dominios cromosómicos bien
definidos con distintos perfiles de expresión, alternando regiones de expresión
aumentada con otras regiones de expresión disminuida. Tras estas observaciones
se concluyó que la expresión génica diferencial en síndrome de down no se
organiza aleatoriamente, si no que sigue un patrón específico a lo largo de los
cromosomas. A estos dominios de expresión génica desregulada se les conoce como
GEDDs (Gene expression dysregulation domains). En paralelo se realizó el
estudio del transcriptoma de fibroblastos de gemelos monocigóticos sanos y no
se observaron estos dominios GEDDs. La organización en dominios en los gemelos
discordantes podría ser atribuida fundamentalmente a la copia extra del
cromosoma 21. Además, la expresión génica en el contexto de célula trisómica
podría estar menos afinada y ser menos dinámica.
Anteriormente a estos descubrimientos, se había descrito ya
la organización en dominios de los cromosomas de mamíferos con la
identificación de los LADs (Lamina associated domains) cuya característica
fundamental era la inhibición generalizada de la expresión génica. Estas
regiones presentan una baja densidad de genes y una expresión génica disminuida
entre otras características. Los genes en LADs están sobreexpresados en el gemelo
con síndrome de Down, al contrario de los genes localizados fuera de los LADs.
De la comparación entre estos dominios lámina-asociados y los GEDDs se
obtuvieron dos conclusiones fundamentales, que la interacción genoma-lámina
nuclear podría estar modificada en núcleos trisómicos (derepresión en células
trisómicas) y que la topología de los dominios LAD no se perturba por la
presencia de un cromosoma extra.
En cuanto al entorno cromatínico en estos dominios de
expresión génica desregulada, no se observan cambios en la topología del genoma
de los fibroblastos con síndrome de down, lo que sugiere la existencia de
posibles modificaciones epigenéticas en los dominios cromosómicos de células
trisómicas. La comparación de los cambios de metilación de ADN entre el gemelo
sano y el gemelo con síndrome de down, y la posterior comparación con los GEDDs
muestra que la alteración de la expresión génica no puede ser explicada
completamente por los cambios en la metilación. Algunos estudios anteriores han
descrito que el ciclo celular es más largo en el núcleo trisómico sin afectar
al tiempo de replicación, esto resultaría en un mayor tiempo de cromatina
abierta y por tanto un aumento en la transcripción. Por último, cambios en la
actividad transcripcional podrían estar influenciados por cambios en las marcas
de la cromatina como H3K4me3. Los GEDDs coinciden con modificaciones de
histonas metiladas en fibroblastos trisómicos.
Como conclusión, se podría decir que la presencia de un
pequeño fragmento de ADN extra en el genoma (1 %) puede alterar el
transcriptoma entero. Esto es interesante porque la perturbación de la
regulación génica puede ser común a otras anomalías cromosómicas. Los
mecanismos que están detrás de esta organización en dominios GEDD pueden
explicarse de dos formas: La sobreexpresión de uno o más genes del HSA21
modifica el entorno cromatínico del compartimento nuclear en células
trisómicas, lo que alteraría el transcriptoma y daría lugar al los distintos
fenotipos. La segunda explicación sería que los GEDD aparezcan como resultado
del material cromosómico extra en la trisomía del 21.
Joven con síndrome de Down utilizando un destornillador
eléctrico.
El SD es la causa más frecuente de discapacidad cognitiva
psíquica congénita. Representa el 25 % de todos los casos de discapacidad
cognitiva. Se trata de un síndrome genético más que de una enfermedad según el
modelo clásico, y aunque sí se asocia con frecuencia a algunas enfermedades, la
expresión genotípica final es muy variada de unas personas a otras. Como rasgos
comunes se pueden reseñar su fisiognomía peculiar, una hipotonía muscular
generalizada, un grado variable de discapacidad cognitiva y retardo en el
crecimiento.
En cuanto al fenotipo han sido descritos más de 100 rasgos
peculiares asociados al SD, pudiendo presentarse en un individuo un número muy
variable de ellos. De hecho ninguno se considera constante o patognomónico
aunque la evaluación conjunta de los que aparecen suele ser suficiente para el
diagnóstico. La severidad y variabilidad de los distintos fenotipos en la
población dependen en gran medida del fondo genético y epigenético del
individuo.
Algunos de los rasgos más importantes son un perfil facial y
occipital planos, braquiocefalia (predominio del diámetro transversal de la
cabeza), hendiduras palpebrales oblicuas, diástasis de rectos (laxitud de la
musculatura abdominal), raíz nasal deprimida, pliegues epicánticos (pliegue de
piel en el canto interno de los ojos), cuello corto y ancho con exceso de
pliegue epidérmico nucal, microdoncia, paladar ojival, clinodactilia del quinto
dedo de las manos (crecimiento recurvado hacia el dedo anular), pliegue palmar
único, y separación entre el primer y segundo dedo del pie. Las enfermedades
que se asocian con más frecuencia son las cardiopatías congénitas y
enfermedades del tracto digestivo (celiaquía, atresia/estenosis esofágica o
duodenal, colitis ulcerosa...). Los únicos rasgos presentes en todos los casos
son la atonía muscular generalizada (falta de un tono muscular adecuado, lo que
dificulta el aprendizaje motriz) y la discapacidad cognitiva aunque en grados
muy variables.27 Presentan, además, un riesgo superior al de la población
general, para el desarrollo de enfermedades como leucemia (leucemia mieloide
aguda), diabetes, hipotiroidismo, miopía, o luxación atloaxoidea (inestabilidad
de la articulación entre las dos primeras vértebras, atlas y axis, secundaria a
la hipotonía muscular y a la laxitud ligamentosa). Todo esto determina una
media de esperanza de vida entre los 50 y los 60 años, aunque este promedio se
obtiene de una amplia horquilla interindividual (las malformaciones cardíacas
graves o la leucemia, cuando aparecen, pueden ser causa de muerte prematura).
El grado de discapacidad intelectual también es muy variable, aunque se admite
como hallazgo constante una discapacidad ligera o moderada. No existe relación
alguna entre los rasgos externos y el desarrollo intelectual de la persona con
SD.
Características
Porcentaje de aparición28
Características
Porcentaje de aparición
Discapacidad cognitiva
100% Microdoncia total o
parcial 60%
Retraso del crecimiento
100% Puente nasal deprimido 60%
Dermatoglifos atípicos
90% Clinodactilia del 5º
dedo 52%
Diástasis de músculos abdominales 80%
Hernia umbilical 51%
Hiperlaxitud ligamentosa
80% Cuello corto 50%
Hipotonía 80% Manos cortas/braquidactilia 50%
Braquiocefalia/región occipital plana 75%
Cardiopatía congénita 45%
Genitales hipotróficos
75% Pliegue palmar
transversal 45%
Hendidura palpebral
75% Macroglosia 43%
Extremidades cortas
70% Pliegue epicántico 42%
Paladar ojival
69% Estrabismo 40%
Oreja redonda de implantación baja 60%
Manchas de Brushfield (iris)
35%
Enfermedades asociadas más frecuentes
Cardiopatías
Entre un 40 y un 50 % de los recién nacidos con SD presentan
una cardiopatía congénita, es decir, una patología del corazón presente en el
momento del nacimiento,29 siendo estas la causa principal de mortalidad en
niños con SD. Algunas de estas enfermedades solo precisan vigilancia para
comprobar que su evolución es adecuada, mientras que otras pueden necesitar
tratamiento quirúrgico urgente. Casi la mitad de ellas se corresponden con
defectos del septo aurículo-ventricular (ausencia de cierre más o menos completa
de la pared que separa aurículas y ventrículos). Una tercera parte (en torno al
30 % según las fuentes) son defectos de cierre del septo ventricular (pared que
separa los ventrículos entre sí), y con menos frecuencia se encuentran otras
enfermedades como ostium secundum,30 ductus arterioso persistente31 o
tetralogía de Fallot.32
En general casi todos estos defectos provocan paso
inapropiado de sangre desde las cavidades izquierdas del corazón a las
derechas, aumentando la circulación pulmonar. La tetralogía de Fallot, en
cambio, provoca un cortocircuito inverso, por lo que disminuye el flujo
sanguíneo pulmonar y aparece cianosis (color azulado por la deficiente
oxigenación de la sangre), sobre todo en crisis de llanto o esfuerzos. Esta es
una patología grave que precisa cirugía, habitualmente en el primer año de
vida, para reparar los defectos. Es frecuente que el examen clínico del recién
nacido no ofrezca datos de sospecha por lo que pueden quedar sin diagnosticar
en la etapa neonatal hasta un 50 % de los recién nacidos con cardiopatía
congénita. Por este motivo se recomienda la realización de una ecografía del
corazón a todo recién nacido con SD.33 En la etapa de adolescencia o adulto
joven pueden aparecer defectos en las válvulas cardíacas (Con mayor frecuencia,
prolapso de la válvula mitral). Los adultos con SD presentan, en cambio, menor
riesgo de arterioesclerosis y unas cifras de tensión arterial inferiores a las
de la población general, por lo que se consideran un grupo poblacional protegido
frente a enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio…).34
Diagrama de los defectos presentes en la tetralogía de
Fallot: A. Estenosis pulmonar, B. Aorta acabalgada, C. Defecto del septo
ventricular, D. Hipertrofia del ventrículo derecho.
Eco-Doppler demostrando insuficiencia mitral (incapacidad de
la válvula para cerrarse completamente, provocando regurgitación de sangre
hacia la aurícula izquierda, en azul. Esta patología valvular degenerativa
puede aparecer precozmente en personas con SD.
Cardiopatías congénitas y degenerativas en el síndrome de
Down
Alteraciones gastrointestinales
La frecuencia de aparición de anomalías o malformaciones
digestivas asociadas al SD es muy superior a la esperada en población general:
en torno al 10 % de las personas con SD presentan alguno de estos trastornos.
La lista de anomalías y su expresión clínica (gravedad con la que se presentan)
es muy amplia y variable, pero las que presentan una mayor incidencia son la
atresia esofágica, la atresia o estenosis duodenal, las malformaciones
anorrectales, el megacolon agangliónico (Enfermedad de Hirschsprung) y la
celiaquía. La atresia esofágica consiste en la interrupción de la luz del
esófago (este se encuentra “obstruido” por un desarrollo incompleto).
El riesgo de aparición en niños con SD es casi 30 veces
superior al de la población general, y precisa tratamiento quirúrgico precoz
para impedir aspiración de saliva y alimento a la vía aérea y permitir el
tránsito adecuado de alimentos hasta el estómago. Un cuadro similar se presenta
en la atresia o estenosis duodenal (atresia: obstrucción total, estenosis:
obstrucción parcial), pero en este caso en la porción de intestino situada
inmediatamente tras el estómago. Puede deberse a una compresión mecánica del
páncreas por una anomalía en su desarrollo denominada “páncreas anular”. Esta
malformación (la atresia duodenal) aparece hasta en el 8% de los niños recién
nacidos con SD.35 El ano imperforado es la malformación anorrectal más
frecuente en niños con SD: se ha descrito una incidencia del 2-3 %36 (es
decir, dos o tres da cada cien niños recién nacidos con SD lo presentan),
mientras que su aparición en la población general se estima en torno a uno de
cada 5000. Su diagnóstico es clínico y su tratamiento quirúrgico. Otros
trastornos relativamente frecuentes son el megacolon, o dilatación excesiva de
la porción distal del tracto digestivo por un defecto en la relajación y la
enfermedad celíaca (intolerancia digestiva al gluten), que aparecen también con
una frecuencia superior a la que se presenta en recién nacidos sin el síndrome.
Trastornos endocrinos
Las personas con SD de cualquier edad tienen un riesgo
superior al promedio de padecer trastornos tiroideos. Casi la mitad presentan
algún tipo de patología de tiroides durante su vida. Suele tratarse de
hipotiroidismos leves adquiridos o autoinmunes que en muchos casos no precisan
tratamiento, aunque cuando su gravedad lo requiere deben instaurarse lo más
precozmente posible para no ver comprometido el potencial de desarrollo
intelectual.
Trastornos de la visión
Más de la mitad (60 %) de las personas con SD presentan
durante su vida algún trastorno de la visión susceptible de tratamiento o
intervención. El astigmatismo, las cataratas congénitas o la miopía son las
enfermedades más frecuentes. Dada la enorme importancia que la esfera visual
supone para el aprendizaje de estos niños se recomiendan controles periódicos
que corrijan de manera temprana cualquier déficit a este nivel.
Trastornos de la audición
La particular disposición anatómica de la cara de las personas
con SD determina la aparición frecuente de hipoacusias de transmisión (déficits
auditivos por una mala transmisión de la onda sonora hasta los receptores
cerebrales). Esto es debido a la presencia de enfermedades banales pero muy
frecuentes como impactaciones de cerumen, otitis serosas, colesteatomas o
estenosis del conducto auditivo, lo que ocasiona la disminución de la agudeza
auditiva hasta en el 80 % de estos individuos.
Trastornos odontoestomatológicos
Las personas con SD tienen una menor incidencia de caries,
pero suelen presentar con frecuencia trastornos morfológicos por malposiciones
dentarias, agenesia (ausencia de formación de alguna pieza dentaria), o retraso
en la erupción dentaria. Son necesarias revisiones periódicas para una corrección
precoz de los trastornos más importantes o que comprometan la función
masticatoria o fonatoria.
Inmunodeficiencia y susceptibilidad a las infecciones
Las personas con SD presentan ciertas anomalías
inmunológicas de características e intensidad variables que no son fácilmente
asimilables a las inmunodeficiencias catalogadas. Son la causa principal de la
mayor susceptibilidad de estas personas a ciertas enfermedades infecciosas.
Otros factores inherentes a SD contribuyen a ello: sus frecuentes contactos con
otras personas con discapacidad funcional neurológica en centros de educación o
atención especial, la intensa afectividad de estas personas y la frecuente
coexistencia de otras anomalías, como las cardiopatías, que también comportan
un mayor riesgo o vulnerabilidad a las infecciones.37
Las infecciones del tracto respiratorio representan a día de
hoy la segunda causa de fallecimiento (tras las cardiopatías congénitas) y la
primera causa de hospitalizaciones y complicaciones en niños con SD.37
Diagnóstico
Medición del pliegue nucal mediante ecografía convencional.
A partir de 1979 se dispone en los laboratorios de una
prueba en sangre que permite establecer una sospecha diagnóstica para varios
defectos congénitos (espina bífida y otros defectos del tubo neural). Esta
prueba es la determinación de los valores de AFP (Alfa-fetoproteína), que se
encuentran aumentados en los embriones que presentan estos trastornos del
desarrollo. Varios años después se establece una relación estadística entre valores
bajos de esta proteína y la aparición de trastornos cromosómicos, en especial
del SD. En años posteriores se descubrieron algunas asociaciones similares con
otras sustancias en sangre materna. Hoy día es común la determinación de AFP,
estriol y hCG (Gonadotropina coriónica humana) para determinar el riesgo de
aparición del SD. A esto se le llama «triple prueba». Algunos laboratorios
incluyen la determinación de inhibina (cuádruple prueba). Los valores de estas
sustancias en sangre, así como datos acerca de la edad materna y los
antecedentes personales y familiares permiten calcular un riesgo de aparición
de SD, pero no suponen un diagnóstico de certeza. Determinadas mediciones que
se realizan durante las ecografías (longitud del fémur, grosor del pliegue nucal,
y otras) también aportan información para el cálculo de ese riesgo, pero
tampoco permiten establecer el diagnóstico definitivo.
Para detectar la anormalidad cromosómica durante el periodo
prenatal de forma inequívoca se emplean técnicas de conteo cromosómico, por lo
que es necesario disponer de alguna célula fetal. El acceso al material celular
embrionario puede suponer un cierto riesgo, tanto para la madre como para el
feto, por lo que su indicación se circunscribe a aquellos embarazos en los que se
haya detectado un riesgo de aparición de la trisomía superior al de la
población general (triple prueba positiva, edad materna superior a 35 años o
paterna superior a 50, antecedentes familiares o personales de SD, o
progenitores portadores de una traslocación equilibrada u otras alteraciones
cromosómicas).
La técnica más frecuentemente utilizada para la obtención de
material genético fetal es la Amniocentesis. Esta técnica se empezó a
generalizar en la década de 1960, y consiste en la punción ecoguiada de la
cavidad amniótica por vía abdominal. Se consigue así una muestra de líquido
amniótico, de donde es posible obtener células fetales para su estudio. Debe
realizarse preferentemente entre las semanas 14 a 17 del embarazo. Es una
técnica relativamente inocua y poco molesta pero comporta un riesgo del 1-2 % de
aborto, lesión fetal, o infección materna.
A mediados de la década de 1980 se comenzó a usar otra
técnica, denominada Biopsia de vellosidades coriónicas: se obtiene un fragmento
de material placentario por vía vaginal o a través del abdomen, normalmente
entre las semanas 8 y 11 del embarazo. Esta técnica se puede realizar antes de
que exista la suficiente cantidad de líquido amniótico necesaria para que se
pueda llevar a cabo la amniocentesis, y el estudio cromosómico es más rápido
pues no se necesita el cultivo celular para obtener una muestra suficientemente
grande. Presenta un riesgo para la madre y el feto similar al de la
amniocentesis.
Desde el año 2012 existe un test de determinación de ADN
fetal en sangre materna que permite obtener resultados con una sensibilidad
próxima al 100 % (aunque resultados positivos requieren confirmación mediante
amniocentesis).38
Tratamiento
La mejoría en los tratamientos de las enfermedades asociadas
al SD ha aumentado la esperanza de vida de estas personas, desde los 14 años
hace unas décadas, hasta casi la normalidad (60 años, en países desarrollados)
en la actualidad. A lo largo de los últimos 150 años se han postulado
diferentes tratamientos empíricos (hormona tiroidea, hormona del crecimiento,
ácido glutámico, dimetilsulfóxido, complejos vitamínicos y minerales,
5-Hidroxitriptófano o piracetam) sin que ninguno haya demostrado en estudios
longitudinales a doble ciego que su administración provoque ningún efecto
positivo significativo en el desarrollo motor, social, intelectual o de
expresión verbal de las personas con SD. No existe hasta la fecha ningún
tratamiento farmacológico eficaz para el SD, aunque los estudios puestos en
marcha con la secuenciación del genoma humano permiten augurar una posible vía
de actuación (enzimática o genética), eso sí, en un futuro todavía algo lejano.
Los únicos tratamientos que han demostrado una influencia
significativa en el desarrollo de los niños con SD son los programas de
Atención Temprana, orientados a la estimulación precoz del sistema nervioso
central durante los seis primeros años de vida. Especialmente durante los dos
primeros años el SNC presenta un grado de plasticidad muy alto lo que resulta
útil para potenciar mecanismos de aprendizaje y de comportamiento adaptativo.3940
Los individuos con grandes dificultades para el aprendizaje a menudo han sido
internados en instituciones, pero se ha comprobado que deben vivir en su
domicilio, donde desarrollan de forma más completa todo su potencial. La
adaptación curricular permite en muchos casos una integración normalizada en
colegios habituales, aunque deben tenerse en cuenta sus necesidades educativas
especiales. La edad mental que pueden alcanzar está todavía por descubrir, y
depende directamente del ambiente educativo y social en el que se desarrollan.
Cuando este es demasiado protector, los chicos y chicas tienden (al igual que
ocurriría en una persona sin SD) a dejarse llevar, descubriendo escasamente sus
potencialidades. Los contextos estimulantes ayudan a que se generen conductas
de superación que impulsan el desarrollo de la inteligencia. Como consecuencia,
es imposible determinar los trabajos y desempeños que pueden conseguir durante
la vida adulta. Potenciar sus iniciativas y romper con los planteamientos
estáticos que históricamente les han perseguido son compromisos sociales
ineludibles que las sociedades actuales deben atender.
Recientemente, se ha publicado un ensayo clínico en el que
se describe una moderada mejora con un tratamiento que combina la estimulación
cognitiva con la administración de un compuesto presente en el té verde, la
epigalocatequina galato. Un equipo multidisciplinar dirigido por los doctores
Mara Dierssen y Rafael de la Torre ha demostrado que la epigalocatequina galato
provoca una mejoría sensible en la capacidad intelectual y la salud física de
los afectados. Dicho compuesto afecta al gen DYRK1A, relacionado con la
formación del cerebro y sobreactivado por el cromosoma extra del síndrome de
Down; este gen produce un exceso de proteínas asociadas a las alteraciones
cognitivas que este compuesto devuelve a sus niveles normales.41
Atención temprana
Artículo principal:
Atención temprana
Todos los niños precisan de estímulos para el correcto
desarrollo de sus capacidades motrices, cognitivas, emocionales y adaptativas.
Los niños con SD no son una excepción, aunque sus procesos de percepción y
adquisición de conocimientos son algo diferentes a los del resto de la
población: Las capacidades visuales de los niños con SD son, por ejemplo, superiores
a las auditivas, y su capacidad comprensiva es superior a la de expresión, por
lo que su lenguaje es escaso y aparece con cierto retraso, aunque compensan sus
deficiencias verbales con aptitudes más desarrolladas en lenguaje no verbal,
como el contacto visual, la sonrisa social o el empleo de señas para hacerse
entender. La atonía muscular determina también diferencias en el desarrollo de
la habilidad de caminar, o en la motricidad fina. Todos esos aspectos deben ser
contemplados en programas específicos de atención temprana (durante los
primeros seis años de vida) para estimular al máximo los mecanismos adaptativos
y de aprendizaje más apropiados. Intentar enseñar a leer a un niño con SD
utilizando métodos convencionales, por ejemplo, puede convertirse en una tarea
muy difícil, si no se tiene en cuenta su superior capacidad visual. Hoy día
existen métodos gráficos (a partir de tarjetas, o fichas, que asocian imagen y
palabra) que están consiguiendo resultados muy superiores al clásico encadenado
de letras en estos niños.42 Además el objetivo de estos programas no es tan
solo la adquisición de habilidades, sino que estas se alcancen mucho antes,
permitiendo continuar con programas educativos que integren al máximo a la
persona con SD en entornos normalizados.43
Vacunaciones
Se enumeran las vacunas recomendables, número de dosis y
edades en niños con Sd. de Down (notas al pie: consultar en
http://www.pap.es]37
Un buen número de las infecciones que con frecuencia padecen
estos niños son inmunoprevenibles, de modo que las vacunas vienen a ser una
herramienta importante en la mejora de los niveles de salud de estas personas.
Los expertos recomiendan como vacunaciones sistemáticas de los niños con SD,
las siguientes:37
Hepatitis B.
Difteria, tétanos y tosferina.
Sarampión, rubéola y parotiditis.
Poliomielitis.
Gripe.
Enfermedad neumocócica.
Hepatitis A.
Enfermedad por Haemophilus influenzae tipo b.
Varicela.
Rotavirus.
Las pautas de vacunación son variables según la edad y la
historia vacunal de cada individuo, y serán determinadas por los médicos
pediatras o médicos de familia en cada caso.3744
Pronóstico
Se desconocen todavía los mecanismos que provocan la
discapacidad en las personas con SD, aunque la secuenciación del genoma humano
y diversos estudios llevados a cabo en sujetos con translocaciones parciales
están empezando a servir para descubrir los genes responsables del cuadro.
Estos mapas fenotípicos también se han comparado con algunos casos de monosomía
21 (cuadro de ausencia de uno de los dos cromosomas del par 21, la situación
contraria al SD) obteniéndose así mapas de rasgos asociados al exceso o defecto
de dosis cromosómica.45 En las próximas décadas todo este conocimiento sobre
el funcionamiento y expresión de los genes permitirá, con seguridad, establecer
nuevas estrategias terapéuticas capaces de revertir los trastornos cognitivos
asociados al síndrome de Down, y muchos de sus problemas asociados.
En 1981 se diseñó el primer Programa de Salud específico
para personas con SD, pero el más ampliamente aceptado y difundido en la
comunidad científica es el diseñado por el Down Syndrome Medical Interest group
(DSMIG).46 En estos programas de salud se contemplan las actuaciones
preventivas mínimas para un adecuado diagnóstico precoz y seguimiento de las
enfermedades o complicaciones que se pueden presentar, mejorando
significativamente el pronóstico de estas personas. Por otra parte los
programas, cada vez más extendidos, de estimulación precoz, y el cambio
progresivo de mentalidad que la sociedad está experimentando con respecto a la
discapacidad intelectual son los principales motivos de la gran transformación
que se está viviendo en torno a las personas con SD. Hace apenas unas décadas
estas personas eran apartadas de la sociedad en instituciones, o escondidas por
sus progenitores, basándose en un falso complejo de culpa. A pesar del enorme
esfuerzo que aún queda pendiente se ha comprobado cómo un entorno basado en la
aceptación, en la adaptación de los métodos de aprendizaje y en la virtud de la
diversidad está dotando a las personas con SD de la autonomía suficiente como
para trabajar, vivir en pareja o desarrollar habilidades artísticas impensables
hace muy poco tiempo.47
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